Microbiota intestinal.
- Mariana Contreras
- 23 ago 2018
- 2 Min. de lectura
El término microbiota designa un conjunto de microorganismos que residen en un entorno ya dado. Los seres humanos tenemos grupos de bacterias en diferentes partes de nuestro cuerpo, el que esta situado en todo el intestino se denomina microbiota intestinal.

El intestino humano contiene 100 billones de bacterias distintas, de 500 a 1000 especies distintas, el estomago y el duodeno son las partes del intestino con menos de ellas debido a la acidez del estomago y de la secreción de bilis.
El desarrollo de la microbiota empieza tras el nacimiento, ya que todos nacemos estériles. Esto significa que la composición de la microbiota está muy influenciada por factores externos, incluyendo las condiciones de nacimiento, la dieta, el entorno o el uso de antibióticos.
La microbiota intestinal juega un papel importantísimo en la parte nutricional realizando funciones como degradación de nutrientes, digestión de las fibra y síntesis de vitaminas.
También realiza distintas funciones metabólicas:
Mantener el pH intestinal.
Controlar la motilidad del intestino.
Controlar la proliferación de agente patógenos, el 70% del sistema inmune se encuentra en tus intestinos.
Fabricar el 80-95% de la serotonina, que es la hormona de la felicidad.
Colabora en la producción de vitaminas como la B y la K, aminoácidos, y aporta energía, necesaria para el funcionamiento de nuestro organismo.
Facilita una correcta absorción de minerales como calcio, hierro y magnesio.
Te preguntaras que alimentos puedes consumir para tener una Macrobiota intestinal sana, bueno, aquí unos ejemplos:

Prebióticos. Son sustancias no digeribles que se encuentran en los vegetales y que estimulan el crecimiento de las bacterias buenas. Se encuentra en alimentos como la cebolla, el puerro, la achicoria, el espárrago, ajo, alcachofa, tomate, entre otros. Otros alimentos que también contienen fibra prebiótica son las legumbres, los cereales como los garbanzos, los frutos secos como los pistachos y frutas como el plátano, la manzana, la pera.
Probióticos. Son bacterias, capaces de sobrevivir en el intestino, modificando el equilibrio de su microflora ejerciendo efectos beneficiosos en la salud del individuo. Los ejemplos clásicos de probióticos son los microorganismos del yogur y otros productos lácteos fermentados como el Kefir.
Verduras fermentadas. Los encurtidos como los pepinillos, el apio, la col lombarda o las verduras fermentadas como la el tempeh, el miso, el tamari o el chucrut son una fuente de lactobacilos, otro tipo de probióticos que ayudan a equilibrar la flora intestinal. Sin embargo, es mejor que hagas tus propios fermentos en casa conservar todas sus propiedades.
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